Un análisis realista del flujo de materiales para la gestión de envases de plástico al final de su vida útil en España: lagunas de datos y sugerencias para mejorar la reciclabilidad efectiva

En este estudio realizamos un análisis de flujo de material (MFA) de envases de plástico para determinar el estado actual y el rendimiento de la recogida de residuos y la reciclabilidad con respecto a los objetivos de circularidad establecidos por la Unión Europea. Para alcanzar una tasa de reciclaje del 50 % para los residuos de envases de plástico y una tasa de contenido reciclado del 25 %, se debe modificar el sistema de diseño de materiales y envases. A través del Ministerio de Relaciones Exteriores que llevamos a cabo en España, observamos que las cifras publicadas por entidades oficiales no coinciden con la realidad y que no es técnicamente posible lograr los objetivos establecidos debido a las características de las diferentes partes de los materiales. Por un lado, las cifras oficiales proporcionadas por la empresa a cargo de la gestión de residuos de envases oscilan entre una tasa de reciclaje del 48 % y el 70 %. Sin embargo, los datos que obtuvimos indican una tasa de recogida real del 15 % y una tasa de reciclaje final del 11 %, cifras que difieren drásticamente de los objetivos europeos. Por otro lado, hemos observado que hay una diferencia muy notable entre los diversos tipos de plástico. Por ejemplo, el HDPE se recicla a una tasa del 30 % sin casi ningún rechazo en la planta. Por el contrario, solo el 3 % de la película de plástico se recicla, aunque representa casi la mitad del total de plástico producido para el embalaje. Con esto en mente, a menos que se cree una política exclusiva y se centre por completo en este segmento, será imposible lograr los objetivos de circularidad, incluso si la recolección se incrementa a los niveles más altos posibles. Establecer objetivos que aborden la lógica administrativa sin tener en cuenta la realidad técnica y científica de los materiales es imposible, como hemos ilustrado con los indicadores extraídos de este MFA. En resumen, hemos demostrado un escenario realista para la transición hacia una economía circular con respecto a los plásticos en el que los usos de los materiales están armonizados (ya sea para el contacto con alimentos o no con los alimentos), toda la película se desvía de la fracción de plástico y se tiene en cuenta un posible camino hacia la reciclabilidad teniendo en cuenta la naturaleza específica de los materiales.

Introducción

Una de las premisas para el mantenimiento y desarrollo de la sociedad humana es el intercambio de materiales y funciones que tienen lugar entre el sistema socioeconómico y el medio ambiente. Esta relación es la base para regular los impactos ambientales y el agotamiento y/o conservación de los recursos. Uno de los artículos que nuestra sociedad necesita es el embalaje, un tipo de producto de uso masivo. En las últimas décadas, los productos de envasado han tenido un ciclo de vida muy corto porque se han convertido en productos de un solo uso. En este sentido, los plásticos son el material principal y las diferentes formulaciones de plásticos se han utilizado para hacer envases especializados tanto para propiedades de conservación como para formatos de fabricación, que pueden venir en forma de botella, bandeja o película, por ejemplo.

Los envases de plástico de un solo uso tienen la ventaja de ser ligeros, baratos y versátiles en comparación con otras alternativas como el vidrio, la cerámica o los metales. Sin embargo, también se asocia con los residuos, un problema grave si no se diseña y gestiona a través de un enfoque circular. Los plásticos son un material importante en nuestra economía, y la vida cotidiana moderna es impensable sin ellos. Al mismo tiempo, sin embargo, pueden tener graves desventajas para el medio ambiente y la salud (Comisión Europea, 2018). Para ilustrar, si la producción de plástico y la generación de residuos continúan creciendo a los ritmos actuales, se ha proyectado que la masa anual de residuos mal gestionados se duplicará con creces para 2050.

Cuando consideramos el tema de los residuos plásticos, nos dirigimos principalmente a los envases de plástico (Weideman, 2020). Del mismo modo, cuando consideramos el impacto de la baja reciclabilidad del plástico en general, el sector del embalaje tiene la mayor influencia, ya que el principal flujo de residuos plásticos está hecho de envases, que representa el 60 % de todos los residuos plásticos (Plastic Europe, 2020). Esto se debe al corto ciclo de vida en el que el material se consume, se transforma en un producto, se utiliza y se elimina durante un rápido período de tiempo que va desde unos pocos días hasta varios meses como máximo. En el proceso de transición hacia una economía circular y una sociedad más sostenible, la Unión Europea ha promovido una serie de medidas centradas en la economía circular para los plásticos (Comisión Europea, 2018) que establecen, entre otros objetivos, una tasa de reciclaje efectiva del 55 % para los residuos de envases para 2025 y para que todos los residuos de envases de plástico estén disponibles para su reciclaje viable para 2030.

En España, al igual que en otros países de la Unión Europea, los residuos de envases se gestionan a través de Sistemas Integrados de Gestión (IMS). Los sistemas de gestión integrados implican que los fabricantes paguen una tarifa o una ecoimposición por poner un producto en el mercado a la asociación que forma parte del IMS para que este último pueda hacerse cargo de las acciones para preparar el material para su reciclaje cuando el producto se convierta en desperdicio (Artaraz, 2012). Este sistema es administrado por una empresa privada sin ánimo de lucro establecida por los propios fabricantes. Además de proporcionar asesoramiento técnico, las asociaciones que forman los IMS son directamente responsables de gestionar el proceso de reciclaje, que incluye la recogida, el transporte, la clasificación y el envío de residuos a los gestores autorizados (Gobierno de España, 1997). Desde 1996, Ecoembes ha sido la entidad española responsable de manejar el IMS para los residuos de envases ligeros y Cicloplast ha sido la entidad a cargo de los envases de plástico dentro de Ecoembes, además de presidir su Comité Técnico sobre plásticos (Gobierno de España, 1997). En el último informe técnico de Cicloplast sobre el reciclaje de plástico en España (Cicloplast, 2017), Cicloplast declaró que el 48 % de los envases de plástico se reciclan y que, por lo tanto, España está cerca de alcanzar los objetivos establecidos por la UE. De hecho, al aplicar la tasa de crecimiento interanual del 12 % actualmente reclamada (Ecoembes, 2019), España tendría una tasa de reciclaje de plástico de alrededor del 77 %, superando así estos objetivos, como asegura Cicloplast en su informe. Sin embargo, varios estudios en los últimos años han demostrado cómo las diferentes entidades que manejan el reciclaje de envases en diferentes países exageran sus datos y utilizan la contabilidad opaca (Antonopoulos et al., 2021; Brouwer et al., 2020; Dahlbo et al., 2018; Fundación Ellen MacArthur, 2017). Según estos estudios, las tasas de reciclaje rondan el 15 % en Europa, incluso en el mejor de los casos.

Junto con la gestión de residuos, Ecoembes también es responsable de proporcionar las cifras oficiales del estado al Ministerio del Estado español, que luego envía las cifras a la oficina de Eurostat, el organismo europeo encargado de registrar si se cumplen los objetivos de circularidad (Comisión Europea, 1994). El hecho de que Ecoembes esté formado por las empresas responsables de producir estos residuos ha sido objeto de controversia. Si las empresas obligadas a cumplir con los objetivos establecidos por la Unión Europea son responsables en última instancia de proporcionar los datos supuestamente independientes y objetivos, el principio de neutralidad que debería estar presente en toda supervisión es claramente deficiente. Es precisamente debido a su condición de juez y jurado que entidades como Greenpeace han cuestionado recientemente la veracidad sobre cómo se procesan los datos en España (Greenpeace 2020, He y Yuan, 2020).

Los plásticos no son un solo material, sino una amplia familia de diferentes materiales con diferentes valores, como propiedades técnicas, potencial de circularidad e impactos ambientales. Sin embargo, es un error común considerar la gama de diferentes plásticos como una entidad homogénea, tanto por la gente común como a nivel legislativo y, a veces, incluso en publicaciones científicas sobre la economía circular. Si los plásticos comprenden diferentes materiales en lugar de un solo material, no es lógico proponer un solo indicador conjunto, ya que es más adecuado para la lógica administrativa que para la ciencia de los materiales. Por lo tanto, para comprender realmente el estado de la reciclabilidad de los envases de plástico, es esencial comprender la realidad de las diferentes familias de materiales plásticos como PET, LDPE, HDPE o PP de una manera desglosada. Además, como destacó Erikssen (2019), también es relevante tener en cuenta si los plásticos se han utilizado para el contacto con alimentos o no, porque este es uno de los aspectos más importantes que, en última instancia, determinarán su potencial reciclabilidad.

La magnitud de la interacción física entre la sociedad y la naturaleza se puede medir a través de un Análisis de Flujo de Materiales (MFA) que consiste en calcular la cantidad de materias primas extraídas a nivel nacional (biomasa, combustibles fósiles, minerales metálicos y materiales de construcción), así como los materiales comercializados, la posterior eliminación de residuos y las emisiones en el medio ambiente utilizando una perspectiva Los indicadores basados en el MFA desempeñan un papel fundamental en la methodización de los procesos de toma de decisiones en los sistemas de reciclaje y en el refuerzo del diseño de políticas públicas e industriales para gestionar la circularidad material (Loibl, 2021; Shuai, 2019; Jain, 2017). Por lo tanto, una contabilidad detallada a través de un MFA de residuos plásticos de envases posteriores al consumidor y el comportamiento de los diferentes flujos de residuos son fundamentales para superar la falta de transparencia y llegar a una mejor comprensión de los potenciales y limitaciones de la circularidad de los residuos plásticos y sus impactos en los objetivos y políticas europeos. Sin embargo, como se destaca en la siguiente sección, y a pesar de la necesidad, no hay suficientes publicaciones que lleven a cabo un MFA de residuos plásticos en general y de residuos de envases de plástico en particular, y los estudios realizados anteriormente no evaluaron los impactos por tipo de plástico.

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