UNA INVESTIGACIÓN CUESTIONA LA SEGURIDAD DEL PLÁSTICO RECICLADO PARA ENVASAR ALIMENTOS

Investigadores han identificado 377 sustancias químicas en contacto con alimentos en los envases de polietileno, como el bisfenol A y los ftalatos, que pueden alterar las hormonas y entrañar riesgos para la salud.

Mantiene los alimentos frescos y limpios, facilita su transporte y le informa de lo que contienen. La comodidad no preocupa. Pero las sustancias químicas que contienen los envases de plástico reciclado son motivo de preocupación, advierten los científicos.

El polietileno (PE), presente en bandejas de comida, botellas de agua, envases, láminas, bolsas, etc., es el plástico más utilizado para envasar alimentos. A pesar del compromiso europeo de reciclarlo en mayor medida, los riesgos de reutilizar material de PE secundario en envases que entran en contacto con alimentos no están nada claros.

Investigadores de la Universidad Brunel de Londres, el University College de Londres y la Universidad de Qatar, en colaboración con el Food Packaging Forum, analizaron 116 estudios sobre cómo las sustancias químicas de los envases de PE se filtran en los alimentos y pueden ser absorbidas por el organismo. Sus conclusiones se han publicado en la revista Journal of Hazardous Materials.

El equipo identificó 377 «sustancias químicas en contacto con alimentos» en los envases de PE, como el bisfenol A y los ftalatos, que pueden alterar las hormonas y entrañar riesgos para la salud. Se identificó que 211 de estas sustancias migraron de envases de PE a alimentos o simulantes de alimentos en al menos un estudio. Solo el 25 % de estos 211 FCC están autorizados para su uso en materiales plásticos en contacto con alimentos, y se descubrió que una cuarta parte de ellos excedían sus límites de migración específicos.

«El número de sustancias químicas no autorizadas es inesperadamente alto», afirma Eleni Iacovidou, profesora de Gestión Medioambiental de la Universidad Brunel de Londres. «Este hallazgo pone de manifiesto la falta de trazabilidad y armonización de la normativa vigente».

«No hay pruebas suficientes que demuestren que el PE se puede reciclar de forma segura para fabricar nuevos envases alimentarios», añade, y explica que muchos de los estudios analizados carecen de información detallada sobre el uso de la bolsa o el envase, su grosor, cómo se almacena y cuántas veces se puede reutilizar.

«El PE reciclado es cada vez más solicitado para la producción de nuevos envases de uso alimentario, pero su calidad plantea cuestiones críticas desde el punto de vista de la seguridad química», afirmó Iacovidou.

La mayor parte de los envases alimentarios europeos de PE acaban en incineradoras o vertederos. En 2020 sólo se recicló el 38%, y para 2030 Europa quiere aumentar ese porcentaje al 55%.

«El compromiso de la UE y el Reino Unido de aumentar el reciclado de envases exige un mejor conocimiento y seguimiento de la calidad de los envases de PE para alimentos desde el punto de vista químico a lo largo de todo su ciclo de vida, para permitir la transición a una cadena de valor del plástico sostenible», afirmó Iacovidou.

Fuente: Residuos profesional